En la Biblia, Dios habla mucho sobre el trabajo honrado y la importancia de trabajar diligentemente. En el libro de Proverbios, por ejemplo, se dice: «El que trabaja con mano negligente empobrece, pero la mano de los diligentes enriquece» (Proverbios 10:4).
También se nos enseña que el trabajo es una responsabilidad y una bendición de Dios: «Así que comígate el fruto de tu trabajo; dichoso tú, dichoso todo lo tuyo» (Salmo 128:2), este salmo nos muestra que el trabajo honrado es gratificante y satisfactorio.
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Además, Dios nos llama a trabajar con integridad y honestidad, haciendo todo lo posible para honrar a aquellos con quienes trabajamos: «Todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres» (Colosenses 3:23).
También, se nos dice que debemos tratar a los demás con respeto y justicia, especialmente a aquellos que trabajan para nosotros: «Y vosotros, amos, haced con ellos lo mismo, dejando las amenazas, sabiendo que también vosotros tenéis un Amo en los cielos, y que no hay acepción de personas con Él» (Efesios 6:9).
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Dios nos llama a trabajar con diligencia, integridad y justicia, honrando a aquellos con quienes trabajamos y reconociendo que el trabajo es una bendición de Dios. Al hacerlo, podemos glorificar a Dios en todas las áreas de nuestra vida, incluyendo nuestro trabajo.
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En conclusión, Dios nos enseña a través de las escrituras, la importancia del trabajo honrado y justo como un valor fundamental para llevar una vida plena y satisfactoria, y como una forma de agradar a Dios.
