El brasileño Italo Ferreira hizo historia en su debut como surfista en los Juegos Olímpicos. En la madrugada de este martes 27 de julio, ganó la primera medalla de oro de Brasil en Tokio, convirtiéndose así en el primer campeón olímpico de la historia del surf. Además, reveló que el secreto de su logro radica en su fe.
“Vine con una frase para Japón: di amén que viene el oro. Y llegó. Creí hasta el final, entrené mucho en los últimos meses y Dios hizo realidad mi sueño”, comentó Italo en una entrevista con Sport TV.
El surfista de 27 años indicó que, la frase “di amén que viene el oro” está al lado de su cama y reveló: “Todos los días oraba a las 3 am, le pedía a Dios que hiciera realidad mi sueño. Y ahí lo tienes, mi nombre está escrito en la historia del surf”.
A su vez, totalmente conmovido, Italo no dejó de expresar su agradecimiento: “Solo tengo que agradecer a Dios, en primer lugar, por darme la oportunidad de hacer lo que amo, ayudar a las personas, a mi familia. Ese soy yo, fui al agua sin presión haciendo lo que amo”.
Hijo de un pescador, Italo comenzó a surfear con tapas de poliestireno en la pequeña comunidad de Baía Formosa, en Rio Grande do Norte. Su trayectoria lo convirtió no solo en un atleta victorioso, sino en un hombre de fe.
En el año 2019, cuando se convirtió en campeón mundial de la World Surf League (WSL), Italo llevó su trofeo por la ciudad de Natal en una caravana. Sin embargo, al pasar frente a una iglesia, detuvo el desfile para llevar el premio al altar.
En ese momento, Italo se arrodilló y oró. “Vino al altar para agradecer a Dios”, dijo el pastor Salviano Germano de Oliveira, de la Iglesia Universal. «Tanto él como su madre hicieron un voto a Dios», afirmó el pastor.
Durante el campeonato de 2019, Italo también reveló en una entrevista que a menudo ora y le pide a Dios que lo proteja durante su preparación para las competencias.
