La murmuración hace que el poder de Dios se vea limitado en nuestras vidas; de hecho, esta es una de las armas más utilizadas por el enemigo para traer división dentro del pueblo de Dios.
En ese sentido, podemos definir la murmuración como aquella conversación de perjuicio hacia otra persona, es decir, se trata de quejas entre dientes o en voz baja, refunfuñar o criticar con la finalidad de desacreditar a otros.
Actualmente, la murmuración es más común de lo que puedas pensar; se ha convertido en algo del día a día entre las personas. La murmuración es practicada dentro del hogar, en el sector donde vives, en las escuelas y universidades, en el supermercado, en las empresas, dentro de las mismas iglesias y en cualquier otro lugar que puedas imaginar.
Ahora bien, ¿Qué nos dice la Biblia sobre la murmuración dentro del pueblo de Dios? He aquí la respuesta:
Santiago 4:11-12 (BLS) «Hermanos, no hablen mal de los demás. El que habla mal del otro, o lo critica, es como si estuviera criticando a la ley de Dios, o hablando mal de ella. Lo que ustedes deben hacer es obedecer la ley de Dios, no criticarla. 12 Dios es el único juez. Él nos dio la ley, y es el único que puede decir si somos inocentes o culpables. Por eso no tenemos derecho de criticar a los demás».
La palabra de Dios nos dice que si tenemos algo contra alguien llamemos a esa persona con dos o tres testigos y dialoguemos pero, condena el hecho de difamar, divulgar, hablar a espalda de esa persona dañando su buen nombre.
Al Señor le desagrada muchísimo la murmuración en 1 Corintios 10:10 el apóstol dice ni murmuréis como murmuro el pueblo de Israel y todos fueron destruidos en el desierto.
Asimismo, Santiago dice que cuando una persona habla mal de otro está violando la ley porque la ley dice ama a tu prójimo como a ti mismo, una persona que habla mal de otra no está practicando el amor y se está colocando por encima de la ley.
Mientras que, en 1 Corintios 10:9-11, el apóstol Pablo advierte al pueblo de Corinto al referirse al paso de los israelitas en el desierto, para que no repitan los mismos errores de sus antepasados que murmuraron, y así no sean destruidos.
Luego, en Éxodo 15:22-25, vemos a los israelitas murmurando que el agua era amarga, por lo que Dios envía a Moisés a tirar la vara al agua y se vuelve dulce. Poco después, en Éxodo 16:2-4, vemos a las personas murmurando que hubiera sido mejor haber muerto en Egipto porque allí había pan y carne.
Sin embargo, Dios alimentaba al pueblo de Israel a pesar de la murmuración. De hecho, si leemos toda la historia de la gente en el desierto, podemos ver claramente que la mano de Dios proporciona pan, carne, agua de roca, se calienta del frío, se enfría en el calor, literalmente una secuencia de milagros interminables, pero aun así, todo esto no fue suficiente para aquellas personas adictas al murmullo y con una mente carnal.
Aunque Dios le había prometido al patriarca Abraham una tierra que ‘fluía con leche y miel’; después de 430 años de esclavitud, los descendientes de Abraham ya no tienen la misma fe que su padre, y ya no disciernen las cosas espirituales, no tenían la intimidad con Dios como Abraham, por lo que el desierto era necesario, pues la relación entre los israelitas y lo eterno se haría más estrecha.
Pero estas personas siempre trataban de encontrar un culpable de sus problemas, y en consecuencia la culpa «siempre fue» de Moisés, Aarón o Dios, preferirían ser esclavos que tener que depender de las provisiones del Eterno.
Los israelitas no creían en la promesa de la Tierra Prometida, no enfocaron sus visiones en la promesa de Dios, sino más bien en sus necesidades carnales.
Murmuración: ¿Cuántas veces nos hemos quejado?
Así como el apóstol Pablo habló a los corintios, podemos llevar estas palabras hasta nuestros días. ¿Cuántas veces nos hemos presentado quejas ante Dios? Murmuramos por lo que oramos y él nos lo da, ahora la bendición se convierte en una carga. Censuramos a los israelitas, pero a menudo lo hacemos aún peor.
En Efesios 1:3 que Dios nos ha bendecido con todas las bendiciones espirituales. La Biblia es clara en que Dios está feliz de bendecirnos, pero a menudo limitamos el poder de Dios en nosotros y a través de nosotros por falta de fe y murmuración.
El murmullo es un pecado y Dios aborrece a todo aquel que se queja por todo, tanto que envió serpientes venenosas para matar a los murmuradores en el desierto y 23,000. Más de 1.5 millones de israelitas murieron y no pudieron ingresar a la Tierra Prometida debido al murmullo.
En Santiago 3:11-12 dice que de la misma fuente de agua no puede fluir agua dulce y agua amarga. Por lo tanto, si comienzas tu día orando y agradeciendo a Dios por las cosas buenas que tienes en la vida, agradeciendo a Dios por quién es Él para ti, teniendo actitudes de gratitud, es imposible que tengas espacio para murmurar sobre la vida.
De modo que, como cristiano debes aprender a estar agradecido por lo que tienes en tus manos, de lo contrario, Dios no puede agregar más, porque habrán más cosas de las que te quejaras.
Por lo tanto, el mejor consejo que puedes tomar es no ser como los israelitas que perecieron en el desierto y no cumplieron las promesas de Dios, haz lo mismo que Josué y Caleb, quienes con su mente espiritual se enfocaron en las promesas de Dios, dando gracias en todo podrían conquistar la ‘Tierra que fluye leche y miel.