La resurrección de Jesús a una vida corporal glorificada, tres días después de su muerte, constituye, junto con la cruz, la base misma del Evangelio. Es decir, sin este hecho glorioso, la fe del cristiano sería totalmente vana.
Al resucitar Jesús, todos aquellos que creemos en Él, tenemos la promesa de ser salvos y perdonados por nuestros pecados. Así lo vemos en su Palabra:
- «Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras» 1 Corintios 15:3-4
- «Y así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así también es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna» Juan 3:14-15 (RVC)
La muerte de Jesús y su resurrección complementan y coronan un plan perfecto preparado por Dios, para demostrar su inagotable y profundo amor por la humanidad.
Una vez que Jesús cumplió con todo aquello que le había sido encomendado por Dios, se puso en las manos de su Padre y luego murió. Pero, a diferencia de todos los seres humanos, Jesús volvió a la vida para nunca más morir.
Debes saber que, Jesús murió y resucitó porque así fue como Dios dio testimonio de su inmenso poder y al mismo tiempo para que por medio de la fe en Él, la humanidad pueda disfrutar de una nueva vida, que además es eterna para todos aquellos que creen en Cristo como su Señor.
Y aunque en este mundo puedas atravesar diferentes circunstancias que te lleven al desánimo, es la esperanza de una nueva vida dada por la resurrección, la cual a su vez fue una prueba de la obra perfecta de Jesús, que te alimenta y anima a seguir.
Hoy, es un buen día para que Cristo no sea solo un recuerdo en tu vida, sino una realidad. Él murió en la cruz por tus pecados, pero no quedó derrotado por la muerte, sino que por el contrario, Él la derrotó.
Si crees y te arrepientes de tus pecados, Él puede salvarte, dándote una nueva y grandiosa esperanza de vida.
«Por él ustedes creen en Dios, que fue quien lo resucitó de los muertos y lo ha glorificado, para que ustedes tengan puesta su fe y su esperanza en Dios» 1 Pedro 1:21 (RVC)
La tumba de Cristo está vacía, si crees en Él como tu salvador, la tuya también lo estará, porque escucharás su gloriosa voz, en la mañana de resurrección, que te llamará por tu nombre.
No se asombren de esto: Vendrá el tiempo cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; pero los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación. San Juan 5:28-29 (RVC)